Este noviembre ha sido la primera vez que no he escrito November en mi bullet journal y lo he puesto bien, noviembre, y la suerte me ha traído mis dos fenómenos atmosféricos favoritos: niebla densa y veranillo, y eso me ha hecho muy feliz.
Por lo demás, qué decir: ha sido una locura de mes. El día 13 empecé mis prácticas, lo que quiere decir que salgo de casa a las 7:30 de la mañana y vuelvo más o menos a las 22:00, algo que me deja mucho tiempo para escribir (jaja) y también para leer (jaja x2 porque el metro siempre va lleno y no puedo ni sacar el kindle), y para existir como ser (jaja x3, el metro te mata las ganas de existir). Pero, aunque cuando llego a casa no puedo hacer más que caer fulminada y mis ritmos hayan tenido que cambiar a la fuerza, creo que ha sido un mes muy bueno.
En la vida pre-prácticas estuve editando y corrigiendo un poquito lo que había avanzado con los primos y, aunque estaba bastante mejor que en los primeros intentos, seguía sin meterme del todo en la historia. Una vez más se pelean las ganas que tengo de escribirla con un mood que no termina de cuadrar con que de verdad la desarrolle, y sea lo que sea que le depara el futuro a esta novela, supongo que la pausa obligatoria que nos ha impuesto la explotación laboral es sana, en el fondo. Llegará su momento. Y quizás su momento no es este año, qué le vamos a hacer.
Sí que fui poseída, sin embargo, por un personaje que en realidad no inventé para escribir. Fue porque empecé a jugar a rol. Pero luego resultó que meterme en su voz se volvió muy fácil y que había mucho que rascar por ahí, así que (pre-prácticas) me dejé llevar un poquito escribiendo la primera sesión de la partida desde su punto de vista. En fin. Por desgracias (prácticas) ni siquiera he podido terminar eso, pero lo he disfrutado mucho y he tenido otra vez esa sensación de estar canalizando algo que no sé muy bien de dónde viene ni por qué, así que seguiré escribiéndolo en los ratos que tenga, vaya o no vaya a ninguna parte.
Está muy guay escribir para convos, pero en escribir porque sí está la verdadera magia.
Aunque, por cierto, hablando de convos, todavía no ha terminado mi quiniela de relatos presentados a convocatorias (¡por los pelos!) y en los pocos ratos que he podido salvar este mes también he escrito un relatillo que tengo que ultimar y enviar en esta semana a la que será, oficialmente, mi Última Convo Del Año De Las Convos. Así que, por ser el último, espero que vaya bien.
No sé si seré capaz de mantener el ritmo el año que viene. Lo cierto es que he disfrutado mucho del gusto de presentarme a todo lo posible, y eso me ha servido para crear un montón de historias muy distintas y no siempre en los rangos que estoy acostumbrada. También es cierto que, creo, esa fijación con el formato corto me ha impedido concentrarme bien en escribir cosas más largas, y que todo tiene épocas y etapas, y quizás me toca volver a la novela en 2024.
O quizás no, al final el relato es la forma que más se ajusta a la vida cuando estás a mil cosas.
El mes pasado os conté que me había empezado Yellowface de R.F. Kuang, me lo terminé bien a principios de mes y, no sé, a mí no terminó de convencerme. Creo que lo que menos me gustó fue lo «twittero» que era el libro. ¿Era intencional? Sí. ¿Me funcionó? No. No estoy muy segura de que Rebecca Kuang y yo cuajemos bien del todo, cuando leo algo suyo siempre me quedo con la sensación de «aysss, casi».
Una pena.
Me leí, además, Los adioses de Onetti, que fue una lectura para clase, porque para mí no me da el tiempo, y el otro día cuando por milagro el metro me dejó un huequito para sentarme me empecé Mystery and manners, una colección de ensayos sobre escritura de Flannery O’Connor, pero ya digo que esto de poder mover un brazo aunque sea en el metro a horas intempestivas de la mañana ocurre solamente cuando se alinean los astros, así que no he podido seguirlo.
Por el NaNoWriMo ni me preguntéis. No tenía pensado hacerlo y, efectivamente, no lo he hecho. Tampoco he tenido tiempo de quedar con Yu para nuestro intercambio librero del mes, así que en diciembre tendremos sesión doble.
Esperemos que el próximo mes traiga un poco de calma y que Papá Noel reparta tiempo.
Como siempre, gracias por haber llegado hasta aquí. Si tú también odias el metro de Madrid, no dudes en comentarlo aquí abajo.
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