A veces parece que les escritores vivimos en una carrera malsana y ultracompetitiva para ver quién es el que publica más y mejor y más fuerte. Asà se crean debates cÃclicos en el infierno (twitter) sobre si x editoriales se aprovechan de autores nóveles para exprimirles y ganar pasta, si cierto número de rechazos desestima tu valÃa como escritore o no, si las respuestas de una editorial deberÃan ser personalizadas al detalle para cada historia, si parece que publicar es un derecho que a algunes se les niega, y mientras los autores reconocides dicen eso de: «escribe para ti, no pienses en publicar» que, seamos sinceras, muchas veces suena a un intento de hacer gatekeep y lleva una dosis de superioridad bastante feucha.
Pero todo esto es porque hemos perdido la perspectiva, claro, y estamos dándole al resultado (publicar) el valor que en realidad deberÃa tener el proceso.
Todes queremos que nos lean, claro. Escribir es un acto comunicativo: en un lado estoy yo, sintiendo las vibraciones del plano astral en el que habitan mis personajes que me dictan lo que debo teclear, y en el otro está otra persona, que al leerlo entrará en contacto, también, con ese plano astral. La vÃa más directa para eso es, claro, la publicación, asà que es lógico y normal que, escribas para quien escribas (para ti, para tu madre, para los altos, para los bajos, para tus personajes, para Chthlu, para la figurita del demonio pato que tengo en mi escritorio, para tu mejor amiga, para todos), la meta final sea la publicación.
Pero una meta es eso, una meta.
Y si nos olvidamos de que solo es una parte del proceso, acabaremos: a) con un burn-out tan grande que dejaremos de escribir para siempre porque «para esto yo no valgo y las editoriales no me hacen caso» o b) escribiendo novelas con el ChatGPT y dándole a imprimir por el gusto de ver mi libro publicado sin esfuerzo jaja.
Está muy bien querer publicar, yo quiero, también. Este año, ya sabéis, me he presentado a doscientosochentamil concursos y he colado relatitos por aquà y por allá, tengo dos novelas y una colección de relatos buscando hogar y una lista de editoriales en las que más o menos pueden encajar mis proyectos futuros, pero eso es solo una parte del proceso, no el motivo en sà mismo; más bien como enmarcar la foto y ponerla en el salón. Ha quedado muy bien, ¡claro que quieres que la vean!
Pero lo importante, claro, es lo que está dentro del marco, e igual que una foto enmarcada representa los recuerdos de un momento importante, una historia escrita encapsula un momento (interno) importante.
Lo externo es un factor que viene después, o quizás una excusa para armar una idea con un montoncito de palabras y decir: «Mira, asà lo veo yo». Con las propuestas de trabajo en el curso de relato me pasaba, lo que más tiempo me llevaba durante la semana era ver cómo doblaba ese andamiaje para poder moldear algo que fuera lo que yo, en conexión astral con el plano donde habitan las historias, sentÃa. Muchas veces era difÃcil, porque habÃa propuestas terribles, y lo que más rabia me daba cuando entregaba un relato que me habÃa quedado regular no era que estuviera mal escrito o que no se entendiera bien o que no tuviera final, era que me quedara vacÃo.
No habÃa ninguna satisfacción por entregarlo, ni aunque los compañeros o la profesora dijeran que les gustaba, si a mà me parecÃa que el proceso habÃa sido meh.
Pasa un poco lo mismo con las convocatorias, en este año que me he presentado a tantas: te dan un tema y tú montas algo sobre eso. Ha habido algunas convocatorias a las que me he presentado y en las que no me han cogido que me ha dado rabia, y otras que he pensado que era casi mejor, porque al final habÃa mandado algo solo por cumplir con el reto de mandarlo, aunque el relato hubiera nacido sin mucha esperanza de vida y el proceso no hubiera sido estupendo.
Ahora que apenas tengo tiempo para sentarme a escribir, sobra decir que lo que echo de menos no es la emoción de salir seleccionada en una convocatoria o la sensación de mandar un correo a una editorial para decir: «Hola, este es mi manuscrito». Lo que echo de menos es el proceso: la conexión, la magia, el estado de flujo, dejar que un personaje se apodere de ti y controle tus dedos sobre el teclado para que cuente lo que sea que tiene que contar. Ahà está lo bonito, y eso es lo que se disfruta de verdad, aunque luego el resultado sea malo o sea sin más o sea estupendo.
SeguirÃamos escribiendo si la industria editorial colapsara. Queremos que nos lean, claro, pero seguirÃamos escribiendo si nadie leyera. A veces escribimos para dejar salir algo y otras veces para contarnos a nosotros mismos la historia, para intentar entender algo, para dar voz a otra cosa que eres tú y al mismo tiempo no eres tú del todo. Seguiremos escribiendo por gusto: por el placer de un personaje bien construido, por una frase bien armada, por un paralelismo estupendo, por un cierre bueno, por la emoción de conectar con algo que está un poquito fuera y un poquito dentro.
Por amor, seguiremos escribiendo por amor a la escritura.
Lo demás es parte, pero no esencia.
Intensidades aparte, muchas gracias por llegar hasta aquà otra semana más. Si quieres contarme tu perspectiva sobre el asunto, puedes comentar lo que quieras aquà abajo, o contarme quién es tu concursante de OT favorito de este año (el mÃo Paul).
También te puedes suscribir por amor, o para echar el rato el domingo por la mañana, o para darme una alegrÃa navideña, o porque sÃ.
Y puedes compartir este post si también odias twitter pero no eres capaz de irte de allà ni con agua caliente, somos condenados al infierno y aquà tendremos que arder, supongo.
¡Pero antes de irnos tengo una cosa más que comentar! Ya está disponible mi relato Como grillos bajo estrellas en el número 41 de Tentacle Pulp. Y podéis leerlo entero si os suscribÃs a la app, y si no solo un trocito para abrir boca… Ya os hablé de este relato hace tiempo, tenÃa muchas ganas de que saliera porque tengo muchÃsimo cariño a esos personajes, asà que estoy muy contenta. ¡Contadme si lo leéis!
Además, ayer mismito anunciaron a los seleccionados del número 5 de Pulporama y cogieron mi relato Monsterapia. Os hablé un poquito de cómo fue escribirlo por aquà y, como siempre, me hace muchÃsima ilusión participar en esta revista una vez más. Feels like home!
Y nos vemos la semana que viene.