Procesos de escritura: estos últimos relatos
Comentarios varios sobre los últimos relatos que me han seleccionado
Es el tercer domingo de septiembre1, y el último del verano2, y la tradición marca (según yo misma he decidido) un relato los terceros domingos de mes. Sin embargo, circunstancias excepcionales3 conllevan que los planes cambien, a veces. Y para hacer un recopilatorio de novedades y un recuento mental para mí misma sobre los últimos relatos con los que he cantado bingo en mi plan de presentarme a todo lo que pueda, hoy os vengo a hablar de mi libro, digo… de los relatos que me han ido publicando (o están pendientes de publicación) en los últimos meses. Por contar un poco cómo han sido los procesos.
A finales de junio salió el número de Rigor Mortis sobre terror y alienígenas, con mi relato Temporada de liebre entre la selección. Ya os hablé un poquito sobre él en el momento, un relato que escribí en marzo mientras devoraba libros de Stephen King. En concreto, Rage y Night shift, y la influencia de ambos en el relato es una cosa de la que fui plenamente consciente mientras lo escribía.
Este fue uno de esos procesos de escritura a los que cariñosamente denomino “posesiones”. Todo va fácil, rápido y bien, te metes en el personaje y en la voz y sale casi sin que tengas pensar. Si llamé a este substack “borrador 284” es porque 284 es, aproximadamente, el número de borradores que suelo hacer antes de estar contenta con la versión final4, porque me gusta mucho reescribir. Este, sin embargo, tuvo dos versiones: la primera y la final, y lo mandé un poco con prisas (se acercaba la deadline) y un poco sin querer mirar (porque todavía estaba empezando el bingo de convocatorias y me daba apurito) y no volví a pensar en él en un tiempo… Hasta que me llegó la respuesta y lo releí y pensé: «¿Esto lo he escrito yo? Joder, qué guay.»
Si tu rollo son los veranos áridos, la gente un poco cucú, el ambiente rural, los chicos en bici, Stephen King y tienes tolerancia las descripciones gráficas de bichos y animales un poco destripados, hazte con él por aquí.
El día 1 de septiembre salió el número cuatro de la Revista Exogénesis, y el relato que me han aceptado en esta es 4ºB, la historia sobre un chico que vive (ah, pero, ¿vive de verdad?) en un piso no demasiado agradable con un padre no demasiado agradable y en el que hay un teléfono sin línea que, a veces, suena. Y al otro lado le habla el fantasma de otro chico que no sabe quién de los dos está en realidad muerto.
Si el relato anterior nació como por generación espontánea, tengo que decir que este fue un parto difícil. La primera versión la escribí para el segundo curso de relato, en octubre de 2021, y no sólo me costó sudor y lágrimas dar con la idea, con la voz y con el concepto de la semana, que también era un poco complicado5, es que me costó horrores todo. El consenso final en mi grupo de relato fue que era un poco confuso. No sé si lo sigue siendo pero en las versiones posteriores he intentado (mucho) dejar explícito lo explícito sin pasarme tampoco.
Lo cierto es que, a pesar del dolor de muelas que fue terminarlo y repasarlo y pulirlo y reescribirlo y repasarlo otra vez y etcétera, les tengo un inmenso cariño a los personajes de esta historia, así que supongo que por eso no me rendí con ella. Además, creo que fue el último relato que escribí antes de entrar en modo posesión absoluta con la novela aquel otoño-invierno, y es una clara antesala de lo que luego sería esta.
Si tu rollo son los veranos sofocantes, los ambientes sofocantes, los sofocos, en general, el color rojo, las canciones de Bruce Springsteen y los teléfonos viejos, puedes descargarte la revista gratis aquí y leerlo y sofocarte.
Aunque todavía no está disponible, en el número 41 de Tentacle pulp aparecerá Como grillos bajo estrellas, el relato más antiguo de todos de los que charlamos hoy, que fue uno de los ultimísimos que escribí para el primer curso de relato, en junio de 2021, cuando mi tema número uno eran los alienígenas, el espacio y la búsqueda de un hogar. Este relato, que escribí bastante después de leerme Jungla de saltamontes, pero con Jungla de saltamontes todavía bien presente en mi cerebro, va sobre Jude y Mandy, dos hermanos que viven en mitad de los maizales de Iowa a principios de los 2000 y cuyo padre tiene una (muy poco sana) ufomanía. Vaya, que se dedica a buscar indicios de vida extraterrestre y proclama haber sido abducido hace ya tiempo. Y todo va más o menos normal, hasta que el padre encuentra pruebas tangibles de la presencia de extraterrestres.
Cuando empecé este relato tenía muy clara la voz de los personajes, y también lo que quería que pasara, lo que me costó fue hacerlo arrancar, supongo que también porque, para el curso, lo estaba encorsetando en 1000 palabras que necesitaban espacio para respirar. Visto con perspectiva, fue una de mis cosas preferidas escritas durante ese curso, y cuando se me ocurrió recopilar todos los relatos de aliens y robots y vallecanos que había escrito a lo largo de ese año, este entró de cabeza en la colección, pese a la ausencia de vallecanos.
Finalmente decidí abandonar esa colección como concepto y dejar ir a los relatos de forma individual. Este ha sido el primero encontrar hogar, y estará disponible muy pronto (ya avisaré). Así que, si tu rollo son los veranos llenos de grillos, los maizales, los atardeceres extraños, los hermanos que se quieren pero a veces no se entienden, Expediente X y sentirte pequeñita cuando miras a las estrellas, no te lo pierdas cuando salga.
Tampoco ha salido todavía el número 4 de la Revista Pulporama, aunque qué ganas de que salga. El tema de esta convocatoria era “todopunk” y, como buena fana de esta revista que soy, les mandé dos relatos escritos un poco en el límite porque me pillaron en una época de poco tiempo y pocas horas de sueño. El primero era un steampunk que salió un poco regu; el segundo La Roja, es que el que saldrá en en este número y es un relato cattelpunk. Un western postapocalítico con robots y radiación, vaya. En esta historia, dos hermanos se aventuran con su padre en el desierto cuando una tormenta apocalíptica llamada “la Roja” (por el color del polvo desértico) los separa, aunque ellos tienen medio claro que lo que el padre pretendía era abandonarles. Así que cabalgan y cabalgan hasta encontrar un rancho que les ofrece refugio, o eso parece, y si te parece una historia familiar, es porque es un retelling (más o menos) de Hansel y Gretel. Pero en western. Y con robots. Y radiación.
Empecé a escribir este relato el verano pasado y lo abandoné porque no encontraba tiempo para escribir eso y los zombis a la vez que estaban mis primos de visita y, bueno, todo un pifostio. Como estaba descontenta con el relato steampunk y sabía que quería hacer un western, estaba medio desesperada a finales de julio cuando, por casualidad, abrí el archivo donde tenía el principio de este y todo hizo click. Aunque tardé en completarlo y lo corregí in extremis, acabé muy, muy contenta con el resultado, y los personajes de esta historia también se han hecho un huequito en mi corazón de escritora malvada.
Si tu rollo son los veranos nuclearmente abrasadores, los westerns, los robots, los hermanos que se cuidan (mucho), los cuentos de hadas que dan pesadillas o la Torre Oscura de Stephen King, ¡pues atención a cuando salga la revista, porque yo me muero de ganas!
Ya para despedirme, anuncio también que justo hace tres días han seleccionado mi relato Virgencita, virgencita para la antología “Terror con voz de mujer” y estoy muy ilusionada por ello y deseando saber más sobre cómo y cuándo saldrá, y que, además, como veinticinco convocatorias eran pocas, este verano me apunté a la antología #MonsterCamp, en la que se recopilarán un montón de relatos sobre casas encantadas, monstruos y veranos, ¿existe una combinación más perfecta?
Expertos aseguran que no.
Pero ya os contaré más cuando yo misma sepa más, para todo lo demás, stream august by Taylor Swift.
Si te interesa alguno de los relatos que te cuento 1) ¡gracias! y 2) me lo puedes decir en los comentarios, que a una siempre le hace ilusión sentirse escuchada.
Si esperabas un relato de verdad hoy, lo siento mucho, pero te puedes suscribir para el del mes que viene, que ya lo tengo pensado, ¡y encima es uno que nunca terminé! Dame ánimos, por favor.
Y siempre puedes compartir este post porque los tableros de Pinterest me han quedado bastante monos y se merecen ser vistos por ahí.
Nada más por mi parte, que el bingo continúa y tengo otras tres convocatorias a las que presentarme. ¡Nos leemos!
¿en qué momento?
again, ¿en qué momento?
he estado de vacaciones y no he podido escribir
hipérboles aparte, ya hablaremos de este proceso otro día
Consistía en usar un concepto como, por ejemplo, “infierno” como imagen principal del relato sin nombrarlo en ningún momento, para trabajar la ambientación y las metáforas y demases.