Sobre coronavirus y escritura
O cómo desde abril del 2020 he aprendido a enfrentarme al bloqueo escritor
Érase una vez abril de 2020, y esto no es un cuento sobre el covid, pero un poco sí.
Yo era joven e inconsciente por aquel entonces, con mis veintiséis recién cumplidos, mi abono joven recién caducado y una novelita en (lo que yo creía que era) su recta final. Luego, vinieron los aplausos a las 20, los días eternamente en Zoom para ver a alguien, y eso que mencionaba de ir por la calle escuchando a Taylor Swift en lágrimas (a las 20, también, porque sólo se podía salir a las 20).
En resumen, esto es un cuento sobre el bloqueo escritor, pero un poco no.
Es un tema del que se habla mucho, y seguro que algo has visto. Casi seguro que también lo has sufrido, porque son rachas que inevitablemente le pasan a toda persona que escribe. Así que por supuesto que internet está lleno de información y más información y más y más información sobre ello. Y esto, yo creo, es lo más contraproducente del universo.
Habrás oído decir que el bloqueo escritor no existe. Que sólo es inseguridad, o procrastinación; que no puedes esperar a las musas mirando al techo de tu habitación porque la inspiración tiene que pillarte trabajando y todo eso. Es un poco mentira, y también un poco verdad y, como todo lo que internet afirma categóricamente, en realidad depende de la persona y el momento y la situación.
Digamos, entonces, que lo que existen son los bloqueos escritores. Múltiples y variados. Cada uno procede de dónde sea que nacen ese tipo de monstruitos: puede ser procrastinación, puede ser perfeccionismo, puede ser que hay una pandemia mundial y no puedes salir de casa así que te vuelcas tanto en la escritura que al mínimo problema que aparezca en la historia ya no tienes nada a lo que aferrarte, puede ser porque hace mucho que no lees, puede ser porque estés triste, o no tengas tiempo, puede que estés trabajando en un proyecto para el que aún no estás preparada, o que necesites una red de personas que te entienda y te empuje, o puede que la historia se te haya quedado pequeña y simplemente necesitas abandonarla.
Quién sabe.
La cuestión es que el ataque de estas criaturas genera frustración e irritabilidad y también, generalmente, un golpe a la autoestima. Si quieres hacer esto, y estás intentando hacer esto, ¿por qué diablos no puedes?
Los que dicen que el bloqueo escritor no existe, dicen, también, que pueden darte una lista de soluciones mágicas para quitártelo. Esto es un poco mentira, y también un poco verdad, porque lo que le funciona a una persona no tiene por qué funcionarte a ti, ni a mí, ni a George RR Martin (un besito, sé que me lees) que lleva 12 años intentando escribir Vientos de Invierno. Y lo malo de leer esos sabios consejos y esperar que te quiten el problema de encima es que hace lo contrario, cuando no funcionan. Así que tus monstruitos digievolucionan y se vuelven más fuertes y, ahí lo tienes, más frustración, más irritabilidad, menos autoestima. ¿Por qué a mí no me sirve esto?
Cuando me bloqueé escribiendo los zombis (¡terminados el 31 de diciembre! (casi)), estaba en una encrucijada para los personajes. Todos tenían que reunirse en x sitio y que tuviera sentido, y que cuadrara cómo llegaban unos y otros, y por qué, y cómo.
Era incapaz de hacer que esto ocurriera.
Hace unos días lo hablaba con Irene (¡comprad sus libros!), porque, la verdad, yo no me acordaba de que ese era el problema. Y me dio la risa porque, al final, lo que hice fue juntarlos y ya está. Es decir, ¿La presa que le cortaba la corriente a la historia?
Era imaginaria.
Pero eso no quiere decir que no existiera, claro, al fin y al cabo, el resto de la historia también es imaginaria. Y yo llevaba tres meses encerrada en casa, sin ver a nadie, sin poder reunirme con nadie, en ningún sitio, porque estábamos en mitad de la pandemia. Era imposible salir físicamente, así que era imposible que los personajes salieran también.
El verano de 2020 fue un asco, pero se terminó. Y vino septiembre. Y ya podía salir de casa, para ir a trabajar, y estaba en contacto con seres humanos de verdad, y me apunté a un curso de relato porque tenía miedo de ponerme con la novela y seguir sin saber terminarla. Y, cuando volvió a ser verano, me puse a reescribir. Y eso que parecía tan difícil, fue lo más fácil del mundo.
Luego resultó que la novela tenía otros (múltiples) problemas que, tal vez, habían ayudado a entorpecer ese tramo final y que yo no había sabido ver en el momento. Cuando la retomé, había crecido como escritora; cuando la reescribí y me di cuenta de que había cosas que seguían sin funcionar, también estaba creciendo. Y eso está bien.
No puedo decir a día de hoy, 1 de enero de 2023, que no tenga miedo de bloquearme así otra vez. Pero sí puedo decir que ahora me sé estrategias mejores para enfrentarme a eso, si ocurre. Lo primero es pensar en dónde estás como persona (y desde luego espero no volver a estar encerrada en casa 3 meses viendo a la gente bajar al súper con escafandra), lo segundo es desmitificar lo que sea que estés haciendo (porque si no sale esta historia, saldrá otra), y lo tercero rodearte de una comunidad de gente que entienda qué es esto y que sepa darte apoyo (otro besito desde aquí a mis amigas, ¡guapas!, y especialmente a Eli por esa sesión de Starbucks y dibujitos).
Mi decisión, teniendo en cuenta esas circunstancias, fue apuntarme a un curso, y es algo que puede funcionar (si crees que a ti también, desde Summer Tea estamos preparando uno gratis para el 9 de enero, y te puedes apuntar aquí). En otro momento de mi vida, bloqueada por otra serie de circunstancias, tal vez hubiera necesitado otra cosa.
Así que si tú también estás bloqueada, tranquila: respira, busca de qué alcantarilla ha salido tu monstruito y piensa en cómo enfrentarte a él1. No son bichos letales, aunque parezca que tienen muchos dientes, y es fácil reírse de ellos una vez te los quitas de encima.
Si estás bloqueada y crees que no hay solución posible, puedes gritarme en los comentarios. Si, por el contrario, has superado un bloqueo escritor y tienes a ese monstruito enjaulado, puedes contarnos qué te funcionó.
Si quieres saber cuáles fueron todos los demás problemas que le encontré a mi novela de zombis cuando empecé a reescribirla, suscríbete y atenta que la semana que viene volvemos a hablar de mi monotema, la estructura.
Y si te ha gustado este post y quieres que el resto de seres humanos también lo lean, lo puedes compartir.
Recordatorio, una vez más, de que estamos preparando para el 9 de enero un cursito intensivo y gratuito desde Summer Tea, y hablaremos de cosas como esta y muchas, muchas más. Aquí tienes un horario navideño:
Y aquí tienes otra vez el link de inscripición, porque me gusta repetirme.
¡Feliz año y magia anti-bloquoes para todas, todes y todos!
(Para George RR Martin también).
Nada que ver con la trama, pero mirad los dibujos tan bonitos de las Taylor Swift Knights que está haciendo esta persona en Twitter.