Dice la RAE1 que, en química, un catalizador es una sustancia que incrementa la velocidad de una reacción. Cuando escribimos una historia el catalizador hace justo esto, incrementa la velocidad; es decir, pisa el acelerador y precipita la historia hacia el segundo acto, así que es el momento de abrocharse el cinturón porque los tours de presentación se han terminado. Ahora empieza la acción.
El catalizador es un beat único, igual que el tema y la imagen de apertura: dura sólo un instante (capítulo, escena, párrafo). Si te digo que es momento de abrocharse el cinturón es por algo, el catalizador va a destruir ese precioso mundo lleno de fallos que hemos construido durante el planteamiento y va a forzar a nuestro personaje a moverse.
Si piensas en cualquier libro que hayas leído o peli que hayas visto, descubrirás que es muy fácil identificar este momento. Es cuando “empieza” de verdad la historia, ese viaje que se nos promete desde la imagen de apertura. Normalmente aparece allá por el 10% de la novela, puede ser un poquito antes, o puede ser un poquito después, y si es un mucho después tendremos la sensación de que el libro o la película en cuestión es lenta y tarda mucho en arrancar.
Un catalizador es ver al señor conde Drácula trepando por los muros de su castillo en mitad de la noche y descubrir, de esa manera, que eres el rehén de un ser sobrenatural. A ver qué haces ahora, Jonathan Harker2. Que llegue el rey Robert Baratheon a tu preciosa Invernalia y diga que te ha elegido como Mano es un catalizador3. Que el nombre de tu hermana Prim salga en la Cosecha para ir a Los Juegos del Hambre es un catalizador. También el primer asesinato en una slasher. O conocer al apuesto leñador de Montana que va a descubrirte el espíritu de la Navidad esta tarde en Antena 3.

¿Qué tienen todos estos eventos en común?
No son decisiones del personaje, más bien lo contrario. Al principio de la historia, como ya hemos visto, su vida y su mundo está patas arriba, pero el personaje se resiste al cambio. O hay fuerzas antagonistas que se resisten a que el personaje cambie (hola, Cenicienta). Carrie no elige descubrir sus poderes psíquicos con su primera menstruación, simplemente pasa, y precipita la acción de la historia.
Una vez el catalizador ha irrumpido en la vida de nuestro personaje ya no le queda más remedio que actuar de una manera diferente, de ahí viene el cambio, la historia, el desarrollo. No puedes seguir viviendo tu vida normal en tu instituto normal si tu abuela viene en limusina a decirte que eres la princesa de Genovia. El catalizador es el primer mini-punto de giro de la trama y el que nos lleva de verdad al sitio al que queremos ir.
Así que podemos definir al catalizador como una alarma que le dice al personaje que despierte, o como la famosa llamada a la aventura del camino del héroe. Y no le tengas miedo, tiene que ser algo grande y con el suficiente impacto para cambiar las cosas de verdad. Eso ha vuelto veintisiete años después, quiere a los niños que creyeron que lo derrotaron y ellos reciben una llamada para volver a casa4. Cientos de criaturas del mundo de los cuentos han invadido tu ciénaga. Te acaba de morder una araña radiactiva. Tu vida ya no puede volver a la normalidad y lo sabes, no te queda otra que actuar.

Un buen catalizador te dará el impulso para catapultar la historia a través del siguiente beat, el debate, esa parte de dudas o preparaciones o resistencia al cambio que viene antes de que las cosas se pongan serias de verdad y el personaje tenga que tomar una decisión en la ruptura al segundo acto. Es el equivalente a ponerle a la historia un desfibrilador y hacerle latir el corazón.
Como diría Víctor Frankestein: «Está vivo»
Personalmente, creo que el resto de beats de la estructura de Blake Snyder son más o menos prescindibles, más o menos opcionales, pero me resulta muy difícil imaginar una historia sin un catalizador. Venga más tarde o más temprano, queramos que sea más lenta o más rápida, en algún momento tiene que empezar.
Cuando estaba en el curso de relato, era una cuestión que teníamos que tener muy presente. La longitud que nos pedían era, más o menos, mil palabras, así que este incidente desencadenante5 tenía que aparecer y hacerlo muy pronto. Si la primera línea era un catalizador, muchísimo mejor. En una novela tienes más tiempo para preparar la acción, pero tampoco queremos marear la perdiz: va a ser difícil contar lo que quieres contar si no empiezan a pasar cosas.
Identificar a tu catalizador es fácil. Si piensas en tu historia como una premisa, el catalizador está presente. Por ejemplo: Un chico resucita al amor de su adolescencia después de presenciar su asesinato (véase, mis zombis). El asesinato es el catalizador, que fuerza a Álex (mi protagonista) a hacer algo con su vida más que lamentarse porque ya no tiene quince años y los veranos han dejado de ser mágicos. Por ejemplo: Un chico huye de casa después de que sus poderes para controlar los huesos se descontrolen provocando un accidente (véase, mi novela la que no tiene zombis). Ese accidente es el catalizador, que obliga a Max a huir de pueblo y le lleva a… bueno, a sitios.
Tampoco vamos a hacer spoiler.
Por ejemplo: unos adolescentes encuentran un cadáver durante las fiestas del pueblo y, sin querer, despiertan a algo que tiene hambre. El cadáver que encuentran es el catalizador, porque te prometo que no querían encontrarlo y menos querían despertar a esa cosa, y ese es el catalizador de la novela que voy a empezar a escribir en abril6 para el CampNaNo.7

Si a estas alturas has descubierto que un catalizador sirve, efectivamente, para putear a tus personajes, comparte este post y dilo para que todos sepan que los escritores somos seres desalmados que usamos el catalizador como arma de destrucción.
Si Devon Sawa en los early 2000 como protagonista de Destino Final despertó cosas en ti (cosas como ganas de escribir una slasher, digo), puedes decírmelo en los comentarios y hablamos de esta fantástica saga de películas un rato.
Si lo que te interesa es saber qué pasa después de que le destrocemos la vida al personaje con un precioso catalizador, suscríbete y a la próxima hablamos del debate y nos acercamos ya al final de primer acto. ¡Ganas!
Y si no, ¡pues gracias por leer!
No somos muy fans de la RAE por aquí, pero como han vuelto a poner la tilde en sólo, pues les citamos, como premio.
Jonathan Harker no es la persona más inteligente del mundo y necesitó que le dieran con el catalizador en la cabeza, pero tienes permiso para ser más sutil.
Que tiren a Bran por la ventana es el verdadero catalizador de Canción de Hielo y Fuego, porque Bran es el verdadero protagonista, pero como es una historia coral contamos con unos veinticinco catalizadores por todas partes y por eso te enganchaste a Juego de Tronos.
Stephen King tampoco fue súper sutil aquí, pero no hace falta que literalmente llamen por teléfono al protagonista y le griten: «HAZ ALGO, VUELVE A DERRY».
No te he dicho hasta ahora que el catalizador también se llama incidente desencadenante porque la palabra catalizador es mi favorita del idioma castellano y me gusta repetirla.
Dije en el wrap up de febrero que no era época de historias largas, PERO.