Dig Deep Down: Se acercan los malos
«Todo había sido una trampa y estábamos atrapados en la guarida de los secuestradores del gato»
La estructura de una historia se parece mucho a lo que pasa cuando te montas en la lanzadera del Parque de Atracciones. Simple, primero oyes los gritos y ves la cara de pánico de la gente que se ha montado, después te subes, te ríes un poco porque no mucho miedo, ¿no?, oyes que el cacharro se enciende y, cuando la cosa empieza a subir, igual te arrepientes, pero luego lo ves todo desde arriba y se te pasa. Subes y subes y lo mismo hasta señalas las vistas, y entonces llegas arriba del todo y la lanzadera se para. Durante unos cinco segundos, para que te de tiempo a pensar en que ahora vas a caer. Y entonces oyes el click de la polea desengancharse y piensas «Dios, ¿por qué me subía aquí?» y todavía te da tiempo de mirar abajo y que se te aprieten las tripas.
Bueno, pues eso, justo eso, es el siguiente beat de la estructura de ¡Salva al gato!
Eso es “se acercan los malos”
Este beat, como el de Diversión y Juegos, es múltiple (está compuesto por varias escenas o capítulos) y es bastante largo. Y, siendo sinceros, aquí es donde las personas que escribimos tenemos nuestro verdadero diversión y juegos, para qué nos vamos a engañar. Nos gusta que los personajes sufran las consecuencias de todo lo que han estado haciendo mal hasta ahora porque nos gusta que se den cuenta de sus errores y porque así podemos explorar bien el tema. Este momento nos permite la posibilidad de indagar en eso que queríamos decir y que hemos disfrazado de historia en sus vertientes más oscuras.
Sí, némesis, villanos, monstruos de debajo de la cama, es el momento de brillar.
“Los malos” que se acercan no tienen por qué ser Freddy Krueger, Jason Voorhes y Michael Myers cogidos de la manita, aunque pueden serlo perfectamente. Pero estos no son los verdaderos “malos”, porque para que la caída sea efectiva de verdad, de verdad, tiene que ser interna a la vez que externa. Así que digamos que “los malos” que se acercan son todas esas cosas que ya iban mal en la vida del personaje y que ha estado intentando ignorar o dejar atrás a lo largo de ese viaje que ha sido el Acto 2.
Pero así no es como se solucionan las cosas, por eso ahora todo defecto, problema, inseguridad, duda, asunto sin resolver, etcétera volverá como un cobrador de deudas a deshacernos la fantasía de haber conseguido eso que nuestro personaje tanto quería (o creía querer)
Esto se aplica con mucha facilidad si nuestro Punto Medio ha sido una falsa victoria, es casi casi el viento devolviéndote un escupitajo a la cara. Si, por el contrario, el Punto Medio ha sido una falsa derrota, el camino sigue siendo hacia abajo, aunque la pendiente es un poco menos pronunciada, y puede haber algún que otro pequeño momento de victoria y coger aire para respirar antes de acabar de verdad por los suelos.
Por ejemplo, ya que voy a comisión, en It (2017), después de la pelea entre los protagonistas, llega la noticia de que han secuestrado a Beverly. Para ir a rescatarla todos vuelven a juntarse y el equipo funciona: entran en la casa Neibolt, se libran de Henry Bowers, consiguen cruzar juntos las alcantarillas… pero todavía les queda mucho por resolver, por eso Bill prácticamente se va por su cuenta buscando a lo que cree que es Georgie, y es que, aunque hayan subido a coger aire, nuestros “malos” siguen ahí, debajo, agarrándoles de los tobillos.
Tenga una tendencia ascendente o descendente, lo que está claro es que en esta parte de la historia la tensión aumenta porque el peligro es mayor, todo lo que está en juego se ha multiplicado en el Punto Medio, así que las consecuencias acechan, y esta vez no van a poder escapar de ellas.
Este es un beat largo, teóricamente ocupa entre el 50% y el 75% de la novela, ahí es nada. Por eso, claro, no puede ser todo una serie de catastróficas desdichas, ni siquiera en Una Serie de Catastróficas Desdichas lo es. Las pelis de terror juegan muy bien con este segmento de la historia, en el que muchas veces los malos se acercan de la manera más literal posible, los pequeños momentos para respirar sirven como un incremento de la tensión que se llevará al máximo hasta que reviente del todo en siguiente beat.
Es un momento para jugar, para divertirse resolviendo subtramas y juntando otras para que la trama principal tenga cada vez más arrastre, y de sacar los defectos y problemas de los personajes a relucir para llevarlos a través de pasadizos secretos y recovecos oscuros hasta un punto de ruptura donde por fin entenderán (y muchas veces nosotros también) de qué va esta historia en la que están metidos.
Porque los malos, al final, sea el monstruo de debajo de la cama o todas esas cosas que no queremos resolver porque dan tanto miedo, son más fuertes y más rápido que tú, y saben bien dónde esconderse y acechar. Así que acabarán atrapándote. Y entonces es cuando Todo está perdido.
Pero eso ya lo veremos a la próxima.
Si te ha gustado este post, o te ha dolido esa escena de Luca igual que me dolió a mí buscarla y ponerla, siempre puedes dejar un comentario con caritas tristes aquí abajo.
Si, por el contrario, eres un alma despiadada (o sea, escritor), y lo que quieres es saber más sobre eso de que «todo está perdido» (lo sé, también es mi beat favorito), puedes suscribirte para leerlo el mes que viene, todo aquí y con más ejemplos de It, perdón por ser monotema.
También puedes compartir este post por ahí porque, bueno, es casi Halloween, y los malos se acercan de verdad, ¿no? Que estén todos avisados.
Y, oye, por cierto, hablando de It, ¿habéis visto qué edición tan bonita me compré? Mirad, mirad. Ni confirmo ni desmiento que esté planteándome leerlo otra vez…