Julio, o cómo vivir en un bucle espacio-temporal veraniego
Escribir, he escrito poco, pero al menos he visto Barbie.
Ahora que soy ni-ni1 y me he venido a pasar el resto del verano al pueblo, tengo la sensación de que el tiempo ya no existe mucho. O que estoy en mi sitio favorito, el bucle espacio-temporal de todos los veranos, donde estás al mismo tiempo jugando a Embrujadas con tu prima la que se casa este año y paseando por el bosque al atardecer escuchando folklore, cosa que tal vez te cambie la química cerebral para siempre.
En momentos así, es difícil creerse que julio se esté acabando, pero debe ser así porque ya han repartido los panfletos con las actividades de las fiestas de este año2, así que es momento de hacer recuento y ver qué nos ha traído este mes, además de calor3. Y Barbie.
Como empecé el mes con el horario cambiado, trabajando de mañana y existiendo de tarde, he tenido algunas dificultades técnicas con eso de escribir con regularidad. Soy una persona a la que el cerebro le funciona mejor cuando es temprano, cantan los pajaritos y el sol todavía no ha subido a lo más alto, y este desequilibrio en mi rutina me ha afectado. Aunque ya contaba con ello.
Por eso, mi plan oficial para julio era centrarme especialmente en relatos. Relatos para convocatorias abiertas durante el verano, de esas a las que me estoy presentando como quien echa la quiniela, ya sabes. Dos de ellos los he empezado de cero, con otro pretendía hacer lo mismo, pero resulta que me encontré con el manuscrito sin acabar de un relato del año pasado que, básicamente, era lo mismo que quería escribir para este, y he decidido terminarlo porque me gusta mucho.
El último relato en el que he trabajado es uno que tenía medio entero ya del curso de relato, y que había pensado incluir en esa colección de cifi soft a la que llamaba con cariño “aliens, robots y vallecanos”. Con el tiempo y la distancia, sin embargo, he llegado a la conclusión de que las historias que tenía planteado incluir ahí eran demasiado irregulares para sacar una colección decente, sobre todo comparándolo con lo bien que me había quedado la otra. Así que al final decidí romper la colección en cachitos e intentar que los mejores relatos que incluía busquen casa por separado, como My Chemical Romance en 2013.
Este, en concreto, ha tenido suerte. Y pronto podréis leerlo.
De momento, por si os interesa, tenéis otros cuantos disponibles por aquí.
Nuestro plan de acabar #SpaceGirls está yendo bastante bien, y Ali ha escrito sus dos capítulos este mes a súper velocidad, y yo los he corregido también aunque estuviera medio dormida todo el día. Así que felicidades a nosotras por el progreso. Ahora me toca a mí un capítulo que apunta a destrucción emocional al que le tengo muchas ganas. Con un poco de suerte y buen ritmo de vida podré empezarlo antes de que termine el mes.
Por lo demás, no he progresado con ningún otro proyecto grande, aunque he tenido ciertos impulsos fuertes de dejarlo todo y ponerme con uno, otro, o el siguiente. Supongo que agosto será el momento perfecto para dedicarme en cuerpo y alma a alguno de ellos. Porque agosto era el mes que dedicarle en cuerpo y alma a los zombis, y es un poco raro no tener que hacerlo este verano, pero bueno.
Las lecturas del mes han sido un páramo desértico, la verdad. Culpo de esto al cierre de la línea 1 de metro4, que me dejaba el autobús temprano por la mañana tan lleno de gente que podía respirar por los pelos. En vez de leer en el transporte, me dediqué a escuchar podcasts de true crime y, en vez de leer por la noche, me dediqué a vegetar y dormir temprano.
Por suerte, ahora estoy exiliada por voluntad propio en un pueblo donde hay 0,5 personas alrededor, lo cual deja mucho tiempo libre para leer. En los cuatro días que llevo aquí he conseguido terminarme Roadwork, de Stephen King, publicado originalmente como Richard Bachman, que nunca hizo nada la mitad de bueno que La larga marcha, pero lo intentó.
Este no es el caso.
Leí por ahí que es un libro que hubiera funcionado mucho mejor como novela corta o relato largo y estoy completamente de acuerdo. Creo que tiene partes extraordinarias y con un impacto emocional muy fuerte que tendrían más potencia si estuvieran concentradas y no dispersas por ahí en la novela.
Lo he disfrutado, en cualquier caso, porque leería cualquier cosa de este hombre. Creo que hay algo en su manera de ver que sintoniza muy bien conmigo, así que podría hasta imprimir sus tweets (¿sus xs?), leerlos y llamarlo lectura de calidad.
Como el siguiente libro que me tocaba suyo por orden cronológico era Danse Macabre, un libro que el año pasado me pilló medio bloqueada, me lo he empezado también y llevo ya casi la mitad. En este libro King hace un recorrido por el género del terror y me parece muy interesante todo lo que dice… aunque también veo que el libro no ha envejecido del todo bien, vaya.

Me despido comentando que he tenido noticias editoriales extremadamente buenas este mes, aunque todavía falta el último empujoncito, así que, por favor, enviadme todos vuestros amuletos de las suerte, pensamientos manifestadores y lo que queráis para que la respuesta definitiva sea buena.
Y, además, añado que me voy de vacaciones oficiales durante el mes de agosto y el próximo post será en septiembre.
No es que me vaya a ningún lado, en realidad, seguiré aquí, en el pueblo, o atrapada en el bucle espacio-temporal de todos los veranos de mi vida. Vamos, que se me va olvidar escribir y lo dejo como prevención.

Ah, ¿ y te he dicho que he visto Barbie?
Si te ha gustado este post, o la peli de Barbie, eres fan de Stephen King o estás en shock porque vengan Despistaos a las fiestas de mi pueblo, puedes compartir este post y tendrás mis gracias infinitas.
O también puedes dejarme un comentario, ya sabes, deseándome suerte con la cosa editorial, porque si no sale tal vez emigre a Alaska un año a cambiar completamente la trayectoria de mi vida.
O puedes suscribirte ya que no te voy a molestar más hasta septiembre, y así luego te llegas una sopresa cuando recibas un correo al que ya no te acuerdas haberte apuntado. ¿No es genial?
Sin más, id a ver Barbie y pasad un verano estupendo, ¡y nos leemos a la vuelta!
¡Hasta octubre que empiezo el máster!
Por imposible que parezca, este año vienen Despistaos a tocar en mi pueblo. ¿Hola?
Para mi alegría, porque soy una lagartija.
Siempre es buen momento para echarle las culpas a Ayuso.