Junio: ¡es verano!
El momento del año en el que se me activa el metabolismo de lagarta y me vuelvo insoportablemente creativa.
Si alguien entiende qué le ha pasado a junio, por favor, que me lo explique. Empezó hace dos días y miedo, y ahora ya ha acabado el curso, he vivido todo tipo de emociones despidiéndome de mis alumnos1 y es oficialmente verano, mi época favorita del año2. No sé cómo, pero estamos aquí otra vez.
Este junio ha sido raro en todos los aspectos. Primero porque llovía, luego porque yo estaba medio triste por dejar el trabajo, medio nerviosa esperando la respuesta del máster, medio contenta porque me admitieron, medio incrédula sabiendo ahora que el año que viene estaré haciendo el máster de edición. Un caos.
Y, en cuanto a escritura, podría decirse que también hemos ido de medio en medio.
Empecé el mes como acabé mayo, escribiendo el capítulo de #SpaceGirls que me tocaba. Ha sido un capítulo muy divertido de escribir, porque es el momento bonito y tierno justo antes del desastre, el momento de escalar la tensión romántica entre los personajes principales y dejarles a puntito de, antes de que se venga el drama, que se va a venir ya. Me costó un pelín entrar en el personaje otra, pero luego fue bien la cosa.
Ahora es turno de Ali, así que a esperar. Sin presiones.
Había un par de convocatorias abiertas bastante interesantes durante este mes, así que también he estado trabajando en relatos varios. He pulido dos que tenía en la recámara de los cursos de relato y haciendo brainstorming sobre otro par (o cinco) que voy a empezar de cero.
Este año mi objetivo oficial es presentarme a todo lo que pueda, y lo bueno de estar en todas partes es que algunas veces hay suerte. Así que estoy contenta de comunicar que, además del relatito que me seleccionaron para el número tres de Pulporama, también aparece un relato mío en el último número de la revista Rigor Mortis.
El tema de esta convocatoria, allá por marzo, era terror y alienígenas, dos cosas que me fascinan tanto como terror y rural3. Temporada de liebre, el relato que podéis encontrar en Rigor Mortis, va sobre un padre y un hijo, la caza y un par de sorpresas. No digo más, sólo que cuando lo escribí, érase una vez en marzo, estaba leyéndome dos libros de Stephen King a la vez y tal vez se nota un poco. Fue un relato fácil y rápido de escribir, y lo disfruté un montón, así que si lo leéis, espero que lo disfrutéis también.4

Me propuse para junio terminar el primer borrador de los otros dos proyectos en los que estaba durante mayo, porque quiero dedicar el verano a #losprimos otra vez. Mi nivel de éxito en ambos aspectos ha sido relativo.
Con Víctor (el niño de los fantasmitas) he avanzado menos de lo que me gustaría. Me paré a leer todo lo que llevaba hasta el momento, reescribí (mi pasión) y avancé hasta el capítulo once. En un principio, esperaba que tuviera quince capítulos, pero, bueno, vamos por el once y no hemos llegado a la mitad, así que ya sé que eso no va a ser.
Lo que pasó fue que a mitad de este capítulo once me di cuenta de que me estaban pillando las deadline de los relatos que quería enviar para este mes, así que eché el freno un momento y me puso a trabajarlos. Luego me dije que estaba siendo boba, porque tenía la colección de relatos a falta de la última corrección y me estaba dedicando a ignorarla cuando, en realidad, terminarla iba a llevarme una semana como mucho.
Así pues, releí, anoté y reescribí. De los dos que yo pensaba que necesitaban un par de vueltas, resultó que uno estaba mucho mejor de lo que esperaba (¡al fin!) y el otro necesitaba ajustillos nada más, porque se me fue la pinza en la última versión y decidí cambiarle el final in extremis con un giro de trama que no me esperaba ni yo. Hechos esos arreglos y un par de retoques a los demás, seguí mi proceso habitual que es hacer una portadita mona, meterlo en el kindle de mi madre y usarla como cobaya.
De momento se ha leído tres y la valoración es positiva.
Lo que es leer, este mes he leído menos porque ocurrió que me enganché a los podcasts de true crime, y de esas horas de autobús que suelo dedicar a la lectura se me han ido unas cuantas en Criminopatía.5 De todas formas, me leí Tras tres soles, de Irene Morales, que me gustó bastante, y por fin conseguí terminarme Babel. Este libro me ha gustado mucho, aunque me da un poco de rabia porque tenía el potencial de gustarme aún más. La cuestión es que, para lo gordo que es, me da la sensación de que no aprovecha bien el espacio para construir la relación entre varios personajes, y luego por otro lado es repetitivo en ciertas partes.
Eso sí, el personaje protagonista tiene mis dieces y pasa una cosa tan satisfactoria en la segunda mitad del libro que luego ya el resto puede ser lo que quiera.6
En mi reto de leer un libro sobre escritura al mes, en junio he leído Bird by bird, de Anne Lamott, y no puedo hacer más que recomendártelo, si tú también escribes, o quieres escribir, o piensas en escribir, pero no te animas porque no crees que se te dé bien. Al margen de sus comentarios personales que, sinceramente, le sobran mucho al libro y tienes que aprender a ignorar como una interferencia de radio, este libro no se centra en tecnicismos, ni herramientas, ni estructuras: este libro va sobre amar escribir, y cómo poner eso en el centro del proceso creativo.
Creo que ha sido mi favorito en lo que llevamos de año, también porque es un pensamiento con el que estoy muy de acuerdo. Escribir es jugar, y no jugamos con ningún objetivo más que el juego en sí mismo. Al final, lo que haces ahora con el teclado y la pantalla es lo que hacías a los 5 años con los peluches y las muñecas. Y da igual si escribes algo bueno, o malo, o vas lento, o vas rápido. Lo importante es que lo has jugado.
Además de esto, tengo recién empezadito Roadwork, de Stephen King, publicado como Richard Bachman, que todo el mundo dice que es de lo peor que ha escrito, cosa que tengo ganas de comprobar. Y también El exorcismo de mi mejor amiga, de Grady Hendrix, que me lo regaló Yu en uno de los intercambios libreros del año.
Y no, este mes no hay foto, nos juntamos el lunes.
Si te ha gustado este post, o el verano, o It (2017), o usar a tu madre de cobaya para que se lea tus cosas, o Babel, o quieres felicitarme por lo del máster, puedes comentarlo aquí abajito.
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Y esto es todo, ¡nos leemos en julio, peleando por las entradas para ver a la Taylor!
Por ejemplo tristeza, tristeza y más tristeza.
AKA, donde ambiento todas mis historias
No os voy a engañar, este también es rural, ¿quién ha visto a un alien urbanita? Sin contar mi relato del alien del Rayo Vallecano.
Son 35 pesos, lo que viene a ser 1,87 eurines.
Jokes on me, porque me ha inspirado otra historia más.
#JusticiaParaRobinSwift