Como diría Taylor Swift: «Summer went away», y vaya forma que ha tenido el verano de desaparecer como si no estuviera hecho de días infinitos de lo largos que son y tardes eternas bajo el sopor del sol que abrasa. Yo, que además he retrasado la vuelta al cole un mes entero1, pensaba que esto equivaldría a muchísimo tiempo para escribir de todo y leer de todo. Pero lo cierto es que me he dedicado más a pasear por el bosquecito de mi pueblo y despanzurrarme al sol cual lagartija, que es, en el fondo, para lo que se inventó el verano.
No quiere decir esto que no haya escrito nada de nada, como dijo Ray Bradbury, me entran sudores fríos si paso mucho tiempo sin escribir, y lo bueno y bonito es que a lo largo de este verano ha habido, más o menos, unas 200 convocatorias de relato que me parecían interesantes, y yo he intentado con todas mis fuerzas llegar a todas, todas. Porque empecé como quien echa la quiniela y creo que me he vuelto un poco adicta a eso de mandar relatos a sitios. Quién lo diría, con el pánico que da cuando empiezas.
Así por resumir, entre agosto y septiembre he escrito cinco relatos totalmente nuevos, he reciclado tres y he escrito otro más a medias con Ali, porque lo de las #SpaceGirls se nos quedaba corto y todavía nos queda un trecho planificar a los dragoncitos para poder ponernos con ellos.2 Lo que pasa es que cuando te pones a escribir relatos así, como quien come Pringles (cuando haces pop ya no hay stop), tienes la sensación de que has progresado mucho menos que si, qué sé yo, te pones a escribir por fin la novela que llevas desde diciembre diciendo que escribirás este año3.
Paso a paso.
De los cinco relatos nuevos que he escrito en la soledad de mi pueblo, uno fue un despropósito y he elegido olvidarlo. Otro está en proceso de revisión y lo enviaré al concurso correspondiente a lo largo de esta semana. Y, entre los otros tres, uno es posiblemente mi cosa favorita que he escrito este año, pero como está pendiente de fallo y valoración voy a cerrar el pico y no diré nada más, salvo que he estado practicando eso de la escritura sin planificación y dejando que el relato me vaya dictando por dónde va, y me ha gustado mucho la experiencia.
Otro de esos relatos que comento ha sido para la antología #MonsterCamp, una súper iniciativa que se curró Elo (@Bajoelalmendro_ en twitter) y que ha sido una experiencia maravillosa. La cosa consistía en que cada participante recibía un tipo de cabaña (a mí me tocó el lago, como quería, porque me encanta usar el agua estancada como metáfora) y tenía que escribir un relato utilizando esa cabaña encantada, el verano y un monstruo a elegir o inventar. Sé que he dicho que uno de los relatos que he enviado a otra convocatoria es mi cosa favorita que he escrito este año, peeeeero este relato4 no se queda atrás. Estoy deseando que salga.
En cuanto a lecturas, pues he leído mucho menos de lo que quería. Como tengo una especie de maldición con ese libro, no he sido capaz de terminarme (todavía) Danse Macabre de Stephen King, aunque iba a muy buen ritmo antes de la boda de mi prima, luego me puse a indagar en ciertos casos de true crime que no voy a mencionar5 y dejé aparcado eso de leer casi todo agosto.
Me he leído, eso sí, Monstruos ibéricos de Javier Prado, una recopilación fantástica y súper bonita de mostrencos de la mitología de esta nuestra Españita, para profundizar en una cosa que estaba escribiendo y que me ha dado ganas de escribir otras trece. También me leí Seremos el huracán de Iria y Selene, que no me gustó demasiado.
Por fin pude hincarle el diente al número 3 de la revista Pulporama, sí, el de terror rural, en el que podéis encontrar mi relato La capillita del pantano y que está disponible en físico por aquí. Disfruté de este libro como una enana mientras me achicharraba al sol en la playita, y sólo me queda dar la enhorabuena a todos los participantes (¡y a las seleccionadoras!) porque he descubierto a gente que escribe muy guay gracias a estos relatos. Deseando tener en físico el número 4 también, que, por cierto, está disponible en digital por aquí.
El último libro que me he leído este verano ha sido Larga vida al rey de Irene Morales, que he disfrutado mucho más de lo que esperaba. En mi defensa, nadie me vendió la novela como body horror, cosa que hubiera hecho que corriera a leerla mucho más rápido, ahora estoy intrigada por el segundo, a ver si sale pronto.
Para terminar, sigo a la espera de noticias editoriales, y no es que me haya pasado todo el verano comiéndome las uñas, sólo ha sido el 80%, así que bien. Además estoy muy contenta porque en nada empiezo el Máster y ya he dejado atrás la peor parte (pagarlo), así que todo lo que se venga será bueno.
A Yu y a mí se nos olvidó hacer foto del intercambio libril de agosto, en mitad de la feria medieval de Ávila, así que os dejo con la foto de los dos libros que me regaló durante estos últimos meses, para ir entrando en materia con la spooky season.
Si te ha gustado este post, o te gusta que sea otoño, o la te da igual el otoño pero vives para la spooky season o si, como yo, estás deseando que salga esto en Prime, puedes contármelo en los comentarios y yo te leo con amor.
También puedes compartir este post en twitter, antes de que muera, o en Bluesky, si te han invitado y disfrutas del apacible cielo azul sin Elon Musk de por medio, o donde te apetezca, en realidad, también lo puedes imprimir y pegarlo en una farola, feel free.
Y, como siempre, te puedes suscribir si quieres que te cuente más cosas, como si hago pleno en mi quiniela de relatos, si me toca la lotería que compré en la playa, si me va bien o mal o fatal en el máster, si un día de estos por fin me llegan las noticias editoriales que estoy esperando, si Taylor Swift me demanda…
Como siempre, gracias por pasarte por aquí, y nos leemos en octubre.
#StaySpooky
El otro día visité mi futura universidad y qué súper raro volver y que las máquinas expendedoras de chocobombs sigan reinando en el ecosistema universitario.
Pero ni confirmo ni desmiento que ya tenga apuntada por ahí la primera frase del primer capítulo, pasas que cosan.
Por si alguien se lo pregunta, con los primos avanzar, pues no he avanzado mucho, pero he reestructurado toda la estructura y creo que ahora funciona mejor, además de cambiar el personaje que narra en el primer capítulo, que creo que también va mejor ahora. Veremos.
"Relato”, son 10000 palabrazas; yo no hice nada, nació grande.
Sólo por no tentar a las cookies de YouTube a volver a ponerme vídeos de las 800h de juicio que hay por internet y caer otra vez al hoyo, gracias.